CRÓNICAS DE LA TRINCHERA
UN HOBBIT ATRAPADO EN EL PERIODISMO 2.0
Por: Nefi Hernández
Después de un mes caen frente al monitor los resultados de una auditoría. Un cruce por aquí, un municipio endeudado hasta la garganta, un crédito congelado. Luego una visita al Face para olvidar todo 5 minutos. Hasta que tu compadre te echa a perder la tarde.
'Mañana llega el gobernador interino'.
La mierda. ¿De qué me perdí? En 20 minutos descubres la gran conspiración con la que te van a dejar sin gober al día siguiente porque se va al gabinetazo. Le marcas a la jefa, le marcas al compañero que cubre presidencia.
No es que los quieras sopear para ver que traes al molino local. Es para que vean que andas metido en el ajo, y que contrasten información con sus fuentes, que puedan permitir detonar información a partir de indicios. Funciona. Más tarde hay lucecitas que indican que habrá nota.
El pinche despertador nunca funcionó porque no lo prendiste. Mensajean que no tarda en iniciar el show del Congreso. No desayunas, y vuelas por las calles de la periferia. Se dilata la pupila mientras pasan los peores escenarios: Se te va la foto, el audio, la nota.
A las afueras del Congreso hay algunos curiosos y un madral de periodistas. Hace hambre y la grabadora no encuentra mucho eco. Llega el chingón de las auditorías, justo al que necesitaba ayer antes de que iniciara este caos.
A mitad de la entrevista el teléfono suena, vibra, te susurra la música del padrino para que le hagas caso a la pantalla y no al wey de enfrente:
Tienes dos minutos para preparar un enlace de lo que pasa afuera. No pasa nada y esa es la magia. Narrar que ese 'no pasa nada' es relevante. Con los pocos que caminan en la zona, y unos compadres que pasan entre carcajadas, libras la comparecencia que cierra el noti.
Aún hace hambre. Hacemos una pausa de 10 minutos con un taquero que se saca la lotería, y en 15 minutos agota la mercancía planeada para un día. Carajo, de haber sabido, con más refrescos y más charolitas sale lo de dos o tres días.
El teléfono sigue su camino a la descarga: 80 por ciento. ¿Hay algo? No. 70 por ciento. ¿Ya pidió licencia? 60 por ciento. Aún no empieza. No mames, me queda media batería y nada. Ahí va el de los chicharrones con salsa. ¡Corre que ya empezó la sesión!. Aún no hay nada. Mensajeo.
Y de pronto todo ocurre de un chingadazo.
Se solicita licencia. Se aprueba la licencia. Se propone. Se aprueba como gobernador a. Llega el nuevo. Jura. Da unas palabras. No terminamos de mandar una cosa, cuando se sucede otra.
Con dos horas de retraso en los eventos, llegamos a medio día. A los abrazos con mamá. (Sí, los políticos tienen madre). Con algunos que se acordaron que tenían un amigo en gobierno. Persíguelo por túneles para que no escape a la entrevista.
Ya son las pinches 12:30 y el noti empieza en 30 minutos.
¿Porqué chingaos ví el teléfono?
Ah sí, por la hora.
Nadie guatsapea.
Otra vibración.
Una alerta.
El Congreso de Querétaro aprueba licencia del gobernador José Calzada. Respiro, la chinga del día ya es nota nacional.
La carrera sigue.
En 30 minutos mandas un texto, 2 audios, 3 fotos, y tu último aliento.
Antes de que el internet se vaya a la mierda, el radio por internet filtra tu información, y se pierde en la zona muerta. La sala de prensa es como un cuartel de la era espacial. Houston, aterrizamos.
El viaje de regreso a casa es a solas. Un hueco en el espíritu que va más allá del hambre me ataca. El caldo picante no arranca el estupor. El refresco no alivia. El arroz adolece de algo. Han pasado 24 horas de que inició la carrera. El noticiario de las 5 inicia sin ti. El presidente hizo 10 cambios a su gabinete, y entre ellos metió al exgobernador. Entra audio. Es nombrado para la Sagarpa.
Antes de respirar por última vez, y de cerrar el radio por internet, viene un apunte.
"Todo comenzó por la mañana cuando el gobernador de Querétaro pidió licencia".
Así es el periodismo 2.0
Una batalla que se prepara por horas y se libra en minutos.
Al final, somos soldados desconocidos en un campo humeante, de un mundo en constante conflicto.
La refriega es vertiginosa, y los estrategas pasan pronto al olvido.
Pero aún la batalla mas pequeña puede ser clave en las estrategias que mañana se llevarán los reflectores.