¡GANÓ TRUMP!

Por: Francisco Hernández

 

Ganó Trump. Y ahora qué hacemos. Con cierto nudo en el hígado cerca de la 1 de la mañana pude constatar que Donald Trump alcanzó los 270 votos necesarios para dar la campanada electoral y vencer a una Hillary Clinton que probablemente haya sido la única responsable de ese resultado.

Será fácil para mí escribir las siguientes líneas a toro pasado, pero había muchos focos rojos que alertaban sobre este resultado. El primero de ellos fue el hecho de una mala campaña, de una mala candidata y el resultado de mandar la contienda presidencial al voto del menos malo. Durante los debates presidenciales, de los cuales sólo escuché uno de manera completa, se desgastó bastante la imagen o el concepto que particularmente tenía de Hillary Clintón, una candidata que dudaba o simplemente no respondía cuando se le cuestionaba sobre temas álgidos como los famosos correos borrados o los presuntos fraudes de su fundación, mientras que el concepto que ya se tenía de Donald Trump como un loco, quedaba intacto.

De su exposición sobre política exterior Hillary perdió mi confianza en su visión sobre los problemas en Siria, mientras que Trump intentaba seducir con una política nacionalista, bajo la doctrina ‘América para los americanos’ que sin utilizar exactamente esas palabras, históricamente ha calado hondo en aquel pueblo. Igual que en México, hubo más ataques que propuestas.

Lo que más me preocupaba, era ver como los medios dirigidos a la comunidad latina, vitoreaban a Hillary como una excelente ponente en los debates, mientras yo me preguntaba si habían visto el mismo debate que yo. Y no me mal entienda, no quiero decir que los debates los haya ganado Trump, simplemente que dejó ver a la verdadera Hillary.

Ahora enfrentemos el problema. Este hombre prometió deportar a más de 11 millones de inmigrantes ilegales, muchos de ellos mexicanos. Tan solo con su discurso, miles de paisanos vieron perder sus empleos; peluqueros, cocineros, carpinteros, albañiles, jardineros, que si bien es cierto, eran empleos irregulares, dejaron de ser contratados por la polarización que provocó Trump y sus discursos para aprovechar las tensiones raciales.

Ahora bien, las políticas de amnistía del presidente, Obama, permitieron que muchos jóvenes indocumentados mexicanos tuvieran la oportunidad de estudiar la Universidad y trabajar como profesionistas con un permiso que se renueva periódicamente y que es muy probable que Trump cancele. Tampoco se debe perder de vista cómo la comunidad mexicana y la comunidad latina, abusan del sistema en Estados Unidos, como los servicios de salud, de educación y corrompen con inseguridad, ambulantaje y trasladan males sociales propios en los vecindarios que habitan.

En lo macroeconómico, América Latina recibe cada año más de  65 millones de dólares de remesas enviadas por inmigrantes desde EE.UU y su propuesta de incrementar los aranceles hasta un 35 por ciento en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, afectaría directamente a México, quien exportó más de 316 millones de dólares a ese país y logró un superávit comercial bilateral de 49 millones de dólares.

El panorama no es halagador para los nuestros, pero esa es la moraleja de la historia: es una decisión democrática de los estadounidenses, no de los latinos. El nacionalismo reflejado en actos democráticos en los recientes casos como el Brexit y ahora con Donald Trump, ha alcanzado un nivel que se ha vuelto una pesadilla, pues los votantes parecen no razonar las consecuencias económicas y sociales que tendrán este tipo de decisiones.

Señores, lo único que nos queda como país, es no regarla en el 2018. Más allá del nacionalismo que parece permeará en Estados Unidos bajo el mandato del Presidente Trump, deberá preocuparnos aún más el hecho de que el próximo Presidente de México, sea una figura fuerte, capaz de surgir como un contrapeso a la dependencia estadounidense y que abra mejores relaciones con Sudamerica, Europa y Asia, que proteja a su gente y quizá en lo único que debe parecerse a Donald Trump, es en ser un personaje ajeno a los vicios del sistema político, aunque entre la baraja actual (Anaya, López Obrador, Moreno Valle, etc.) no se ve quién pueda representar al México que se requiere.

Por lo pronto, el primer discurso de Trump como candidato ganador, fue más moderado e incluyente, algunos expertos esperan que una vez sentado en la oficina oval, deje el radicalismo que lo volvió popular. Mientras esperamos los términos de un muro fronterizo, nos leemos la próxima, sígame en @PacoHernandez14.